Citar Originalmente publicado por vergatron Ver post
Comenzamos con carreras flat.

Pondré varios caballos con opción a layear ya que me es imposible determinar la tendencia que va a tomar el mercado

El LAY debe efectuarse sobre los caballos cuyo dividendo a ganador sea igual o menor a 5/1 en el toteboard, lo que equivaldría a cuota 6,0 en Betfair.

A fin de conseguir la cuota mas ajustada posible, efectúo el LAY cuando el primer caballo cuadra en el aparato de partida.

La inversión a LAY será de 4, 8 o 12 $ por caballo.

Verificaremos cuanto pagaba a ganador en la pestaña "Results" de la pagina del Racing Post.

https://www.racingpost.com/results/

Debido al hecho que debo comenzar a trabajar (aun sin fecha establecida), pido disculpas de antemano ya que desconozco por cuanto tiempo podre dar estos pronósticos.

Es probable que en una misma carrera haya 4, 3, 2, 1 o ningún caballo que cumpla con las condiciones (<= 5/1), colocaremos los $ a LAY al que cumpla y por supuesto si nadie cumple, pues pasamos la carrera.

Suerte a todos
En esto de los caballos, como en cualquier otra disciplina estoy seguro que hay señores y señoras fieras que lo saben TODO. Clasificaciones, puntajes, tendencias, jinetes, obra, vida y milagro de cada caballo, etc.....

Pero la pregunta que hay que hacerse es si eso te convierte en un apostador ganador. Seguramente no. De hecho algunos de los cerebros más privilegiados de la edad Contemporánea (científicos, políticos, abogados, etc...) han perdido grandes sumas de dinero en los Caballos, precisamente por creerse más listos que el propio destino. Ciertamente lo eran en sus respectivas disciplinas, pero todos tenían un denominador común: eran incapaces de predecir el futuro. Es la cualidad que nos une a todos los seres humanos.

Está claro que si tiramos de estadística, el caballo favorito suele ser el que gana más veces. Lástima que esta ventaja está compensada por una cuota proporcional a esa probabilidad de éxito. Nada nuevo bajo el Sol.

Entonces se me ocurre una vez más que, salvo que tengamos la capacidad de adivinar el futuro, no nos queda otra que utilizar la clásica progresión para compensar las pérdidas.

Y quizás también no sea una idea tan descabellada apostar por el caballo menos favorito, el último de la tabla, porque es cierto que no gana casi nunca, pero cuando lo hace su cuota multiplica por diez al favorito.