No es nuevo el encarnizado ataque que las casas de apuestas reciben día a día por parte de determinadas facciones de prácticamente la totalidad de los medios de comunicación. Se trata de los mismos medios de comunicación que a menudo son parcialmente financiados por las propias casas de apuestas, y que por lo tanto, paradójicamente, pagan en parte gracias a las casas de apuestas el salario de quienes atacan a las casas de apuestas. Es algo que solo puede estar cantado, teniendo en cuenta que a las casas les está yendo muy bien en España, y que tienen una enorme capacidad para (pagar por) anunciarse en una prensa que está buscando famélicamente anunciantes, habida cuenta de la reformulación de un modelo de negocio en el que la información se ofrece gratis.

En fin, dentro del mismo medio hay un portavoz de la última promoción de William Hill (o de quien sea) y en la mesa de al lado hay un cruzado contra el juego.

Nosotros tenemos nuestras propias contradicciones. Quién no. La prensa puede dormir tranquila hasta que el mundo se vaya por el retrete, cosa que posiblemente sucederá antes que ese concepto tan altisonante y tan de moda ahora llamado “la muerte de la muerte”.

En esta comunidad siempre hemos intentado no mirar hacia otro lado cuando los problemas relacionados con las casas de apuestas eran (son) reales. Y esa ha sido nuestra actitud no desde que se aprobó la Ley del Juego en España, sino desde el principio, desde el 2004, año fundacional de Forobet.

Ese autombombo, sinceramente, nos da eczema, pero no sabemos cómo expresarlo sin caer al mismo tiempo en una cierta vanidad. El caso es que este foro se fundó con el propósito de formar ganadores, y ese es el espíritu que hemos mantenido tanto en las épocas doradas como en las carbonizadas. No hemos cesado en nuestro empeño por defender y aportar contenidos de calidad, así como por transmitir conocimientos que favoreciesen una buena gestión de los recursos de quienes han venido a esta casa queriendo averiguar si se puede ganar con las apuestas.

En Forobet creemos que sí se puede, y estando de acuerdo con muchas de las críticas que se vierten contra las casas de apuestas, no lo estamos obviamente contra su existencia.

Hay un proverbio anglosajón muy famoso que dice: Easy come, easy go. Es muy aplicable a las apuestas deportivas. Efectivamente, lo que no hay costado mucho ganar, no costará mucho perderlo.

Obtener muy buenos resultados como consecuencia de un golpe de suerte puntual, gracias a que han salido bien un puñado de apuestas irreflexivas, generalmente solo conduce a la bancarrota y las casas de apuestas lo saben perfectamente. Por eso, aunque haya muchos hilos en la historia de los foros acerca de las limitaciones, en realidad hay muy pocos jugadores limitados.

Un jugador que empieza con 20 euros hoy y que tiene 1500 la semana que viene no es un ganador, es un perdedor. Y además no uno cualquiera. Es una pelota botando para la casa de apuestas, que le dará el puntapié sin clemencia desangrándolo hasta la última gota. Por mucho que se lo niegue a sí mismo, ¿volverá al tenducho de Codere o a Timowin.com? Por supuesto que sí. No se siente como si hubiera perdido 20 euros (que en realidad es lo que ha pasado), sino como si hubiera perdido 1500 que en algún momento creyó que eran suyos, aunque en realidad nunca lo fueron.

Apostando así, el dinero realmente nunca sale de la casa de apuestas, aunque el saldo en la cuenta de usuario momentáneamente diga lo contrario. La casa lo supo desde el principio y se limitó a sentarse a esperar a que su dinero regresara.

Easy come, easy go. En realidad, es de sentido común, y aplicable a casi cualquier otra cosa en la vida.

¿Alguien sabe qué se siente después de “perder” 1500 euros en una tarde cuando ya todo eran planes sobre lo que se iba a hacer con ellos?

Yo sí.