¿EL "TRADER" NACE O SE HACE?

Esta es la pregunta a la que el especulador (trader) profesional Richard Dennis quiso encontrar respuesta. En 1983 Dennis tuvo una discusión con su amigo Bill Eckhardt acerca de si los grandes especuladores nacen con ese talento o se les puede formar para serlo. Richard pensaba que él podría enseñar a la gente a convertirse en especuladores de éxito mientras que Bill pensaba que la genética y las aptitudes son los factores determinantes.

Richard pensó que lo mejor sería hacer un experimento contratando y entrenando a varias personas, a las que se les dotaría de cuentas con dinero real para averigüar quién de los dos estaba en lo cierto. Si estas personas lograban obtener beneficios, sin duda el trader se podía hacer.

Pusieron un anuncio en Barron’s, en Wall Street Journal y en el New York Times. El anuncio decía que después de unas sesiones de entrenamiento las personas seleccionadas tendrían una cuenta con dinero real con la que operar.
Puesto que Dennis en ese momento era probablemente el especulador más famoso del mundo, recibieron más de 1000 solicitudes. De las 1000 entrevistaron a 80. Se formó un grupo de 10 personas, que finalmente fueron 13 después de que Richard añadiera a 3 personas más que él conocía personalmente antes del experimento.

Se les pagó el viaje a Chicago y se les entrenó durante 2 semanas a finales de diciembre de 1983 y comenzaron a operar con pequeñas cuentas reales a comienzos de enero de 1984. Después de la prueba inicial, Richard les proporcionó entre 500.000 y 2.000.000 de dólares a comienzos de Febrero.
Los estudiantes fueron conocidos como “las tortugas” porque cuando Dennis empezó el experimento acababa de regresar de un viaje a Asia y explicó el programa diciendo “vamos a cultivar traders como se cultivan tortugas en Singapur”

El experimento de las tortugas se convirtió en el más famoso en la historia de la especulación profesional porque en los siguientes 4 años “las tortugas” obtuvieron un retorno anual del 80%.
Richard demostró que se puede enseñar a especular, probó que con un conjunto de reglas muy sencillo él podría convertir a gente sin ninguna experiencia en trading en excelentes especuladores.

El sistema de trading que se proporcionó a las tortugas era un sistema completo, pero muy sencillo de seguir. Cubría absolutamente todos los escenarios posibles y no dejaba resquicio a la interpretación subjetiva del usuario. Un buen sistema automatiza el proceso completo de trading, indicando al operador en cada momento la decisión que debe tomar. Si dejamos a nuestro propio juicio las decisiones, al cabo del tiempo advertiremos que cuando deberíamos haber tenido coraje, tuvimos miedo y cuando debimos ser prudentes, arriesgamos en exceso. Esto es lo que un sistema de trading completo debe evitar.

Un sistema completo de trading debe reunir los siguientes requisitos:

- Decidir el mercado en el que hay que operar (por características como volumen, volatividad, etc.)

- Decidir el tamaño de nuestro posición, el dinero que vamos a destinar a la operación. Por tanto nos debe dar las pautas para conseguir una adecuada gestión del dinero y del riesgo.

- Decidir el momento de entrada en el mercado.

- Decidir el momento de salida si entramos en pérdidas, stop loss.

- Decidir el momento de salida de una posición ganadora.

- Decidir las tácticas que deben usarse para entrar o salir. Esto es necesario si el volumen de nuestro capital es grande, pues en ese caso las entradas o salidas moverían el mercado.

El conocimiento de las reglas que puso Dennis a disposición de las tortugas no era ni más ni menos que un método seguro para hacerse rico. Lo único que había que hacer era seguirlas fielmente, es decir, A RAJATABLA.

Richard Dennis dijo: “Yo podría publicar mis reglas de especulación en el periódico y nadie las seguiría. El secreto es la consistencia y la disciplina. Casi todo el mundo puede hacer una lista de reglas que sean un 80% tan buenas como las que enseñamos a las tortugas. Lo que la gente no suele hacer es tener la suficiente confianza para ceñirse a las reglas incluso cuando las cosas se ponen feas”.

Quizás la mejor evidencia de que lo anterior es cierto es el rendimiento de las tortugas en sí mismas. Algunas de ellas, una vez abandonada la tutela de Dennis, no hicieron jamás dinero. Esto no significaba que las reglas no funcionaran. Lo que sucedía es que muchos no querían ni podían seguir las reglas, bien por miedo, bien por no tener la suficiente confianza en ellas, bien por impaciencia, bien por codicia.

Las reglas de las tortugas dependían de la identificación de tendencias relativamente infrecuentes. Esto suponía que podían producirse periodos de tiempo largos sin resultados positivos. Durante estos periodos era fácil dudar del sistema o incluso argumentar mil y una razones para abandonarlo y dejar de seguir sus reglas. Muchos se hacían preguntas como ¿y si estas reglas han dejado de funcionar y no lo volverán a hacer jamás? ¿y si los mercados han cambiado de forma que estas reglas son ineficaces? ¿las reglas ignoran o no tienen previsto lo que precisamente está ocurriendo ahora en los mercados debido a que fueron formuladas en otras circunstancias? ¿qué me asegura que estas reglas realmente funcionan?

Uno de los miembros de la clase de las tortugas, que fue despedido del programa antes de terminar el primer año sospechó que se había retenido información importante en el grupo, y se convenció de que había secretos ocultos que Richard nunca le revelaría. Este especulador no pudo enfrentarse al simple hecho de que su pobre rendimiento era el inevitable resultado de sus dudas e inseguridades que influían decisivamente en su capacidad para seguir las reglas.

“Puedes romper las reglas y escaparte. Pero las reglas acabarán rompiéndote a ti por no haberlas respetado”. Cita del libro “Zen en los mercados” de Edward A. Toppel.

Otro problema adicional que sufrieron otras tortugas una vez liberadas de Dennis era la tendencia a querer cambiar las reglas. Muchas de las tortugas, en un esfuerzo por reducir el riesgo o por aumentar el beneficio de sus operaciones cambiaban las reglas muy sutilmente pero a menudo los cambios tenían un efecto contrario a lo esperado. Estos cambios sutiles tenían un impacto singificativo en la rentabilidad durante determinadas condiciones de mercado. Para poder construir el nivel de confianza necesario para seguir las reglas de un sistema, sea el de las tortugas, o cualquier otro similar o absolutamente diferente, es imperativo hacer una investigación usando datos históricos. No es suficiente con escuchar a otros afirmar que el sistema funciona. No es suficiente con leer los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por otros. Debes hacerlo por tí mismo. Es más fácil superar periodos largos de pérdidas si compruebas personalmente que han existido periodos similares en los últimos 20 años.

El resultado final del experimento fue el siguiente:
Al principio todos sus estudiantes tuvieron éxito mientras que trabajaban para él bajo su tutela. Después una vez que el tiempo fue pasando y se fueron separando, sus carreras discurrieron de una forma muy dispar, hay algunos que son traders de extraordinario éxito a día de hoy, y otros que lo han perdido todo. La principal razón de estas diferencias es que cuando todos estaban bajo la batuta de Richard, actuaban con disciplina y se ceñían escrupulosamente al sistema. Cuando cada uno se fue por su cuenta, debían tener la responsabilidad de seguir con la misma disciplina ese sistema, y muchos se desviaron.

Cuando alguna vez escuches "ese es una tortuga de Dennis" ya sabes el motivo.






****************************

Bien, en este caso tenemos un sistema del 5%, cuyo mentor describió con unas reglas perfectamente claras y sencillas. Estas reglas permiten elegir, aunque sea de forma muy básica, los mercados, el momento de entrada, y el momento de salida en caso de estar en pérdidas, o en caso de estar en ganancias. Lo único que no permitía decidir era el monto total de nuestra apuesta. Bien, a pesar de eso, algunos variaron esas reglas, otros obviaron alguna de ellas, y más de uno se dió el hostiazo padre por indisciplinados.